viernes, 8 de mayo de 2015

Un perro al borde de la cama.

I

Cuando duermes y no sueñas
un gran perro se acerca hasta tu cama
y muestra los dientes, en silencio,
expectante al olor de la carroña.

No lo ves, por supuesto.

Ni siquiera lo percibes.

Sigues simplemente con tu falta de sueños
y cuando despiertas
el perro ya ha sido llamado
de regreso.


II

Encuentro un anuncio en el periódico:

Vendo mesa de ping-pong, porque paso el día solo.

Sin ser especialista,
supongo que no tuvo un éxito de venta.


III

Entro a una tienda
donde solo se venden
imanes para el refrigerador.

Tras comprar algunos,
me quedo un rato
hablando con la vendedora.

Los que más se venden, me dice,
son los de los lugares
que el cliente nunca ha visitado.

En segundo lugar, agrega,
se venden los de amor
y otros temas afines,
quién sabe si por las mismas razones.


IV

Veo el pronóstico del tiempo
en televisión.

Recorren virtualmente el país
dando los pronósticos
por ciudades.

Siempre la capital
queda para el final.

Según un estudio,
que apareció en un periódico hace un par de días,
la mitad de las personas que ven el pronóstico del tiempo,
no recuerdan el pronóstico dado
para la ciudad en la que viven,
tras diez minutos
de haberlo escuchado.


V

Cuando duermes y no sueñas
un gran perro se acerca hasta tu cama
y muestra los dientes, en silencio,
expectante al olor de la carroña.

No lo ves, por supuesto.

Ni siquiera lo percibes.

Sigues simplemente con tu falta de sueños
y cuando despiertas
el perro ya ha sido llamado
de regreso.

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