martes, 19 de mayo de 2015

El hombre que observaba a la multitud.


No sé dónde vive, pero supongo que pone el despertador a las seis y se levanta casi de inmediato. Lo imagino preparando un desayuno sencillo y buscando una chaqueta gruesa. Y es que a las siete, siempre está cerca del hombre de los periódicos, sentado en una silla de plástico y observando a la gente que pasa hasta le estación de metro que hay a unos cuántos pasos.

Nunca lo he visto hablar con nadie. Simplemente observa los grupos de personas que se acercan al semáforo para ir hasta el metro, o aquellas otras que esperan micro en un paradero.

Con el tiempo, me he ido fijando que el hombre hace esto solo en las horas punta. Tanto en las mañanas, como por las tardes. Siempre sentado en su silla de plástico. Siempre sin nada en las manos. Únicamente observa, y hasta parece contento.

Pasadas estas horas, cuando la aglomeración disminuye, el hombre suele pararse de la silla e irse caminando del lugar. Esa es su rutina.

El hombre de los periódicos, si bien no es amigo de ese hombre, me comentó que una vez le confesó el porqué de su rutina.

-Ver a la multitud lo tranquiliza –me dijo el hombre de los periódicos-. O al menos eso me comentó él.

-No ser parte de la multitud debe ser lo que tranquiliza –comenté yo.

Extrañamente, tras preguntar por él, y decidirme a hablarle directamente, el hombre que observaba a la multitud no ha vuelto a aparecer.

1 comentario:

  1. Camino a la panadería, cerca de mi casa, hay un hombre que también se sienta en una silla plástica, pero para ver a los automóviles pasar. Se instala en una esquina. Está ahí todo el día. Es un hombre mayor. Siempre me saluda...

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