Se despertó agitado, sintiendo un sabor extraño en
la boca. Poco después se dio cuenta que le faltaba un diente y que tenía la
boca y el pecho con sangre. Con su propia sangre, por supuesto. Fue entonces al
baño y tras mirarse en el espejo descubrió que tenía una herida en un labio, un
moretón que le llegaba hasta un pómulo y un par más de dientes sueltos. Ese era
el diagnóstico, más o menos. No se encontró más lesiones, aunque las buscó minuciosamente.
Tampoco encontró algún recuerdo que le permitiera comprender lo que había
pasado.
El diente que le faltaba era un incisivo. Lo buscó
entre sus ropas, en la cama y en algunos otros lugares donde pensó podía estar.
No lo encontró, sin embargo. Tal vez se lo había tragado, pensó. Era domingo. Tomó
pastilla para el dolor y un par de antiinflamatorios. No sabía si el lunes ir
al doctor o directamente al dentista. Tal vez ir al doctor era mejor para intentar
conseguir una licencia. Uno o dos días al menos. Además, debía inventar algo. Un
asalto posiblemente, era lo más lógico. Él también lo había pensado para
explicárselo a sí mismo. De todas formas, no le habían robado nada, salvo el
incisivo.
Habló con un amigo el domingo en la noche. El amigo
le contó del partido del sábado, que él no recordaba. Luego habían comido algo,
según le contaron. Lo vieron irse bien a la casa, manejando. Apenas habría tomado
una cerveza. Terminó la conversación sin hablar de su herida ni del diente que
faltaba y fue a revisar con detalle el auto. No había nada ahí, por supuesto.
Ni una gota de sangre ni mucho menos el diente. Antes de dormirse escribió la
historia, para explicar lo ocurrido. Un asalto frustrado. Determinó el lugar y
las circunstancias. Inventó detalles, incluso. Con eso todos estarían
satisfechos. Él mismo lo estaba. A nadie le importaba mucho más. Había que
llenar espacios, simplemente, como con el diente perdido. Una historia como un
implante. Todo es tan simple que es fome, se dijo. Entonces se durmió. Le costó
un poco, pero se durmió. Si soñó mientras dormía lo olvidó al despertar. Pero
eso no era importante, por supuesto.
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