Se ganaba la vida haciendo figuras de papel.
Generalmente con dobleces, aunque en ocasiones se
ayudaba también con tijeras o reforzaba las uniones entre ciertas piezas.
Lo primero que vi, de sus creaciones, fue la
catedral de Notre Damme.
Estaba expuesta, junto a otras de sus creaciones,
en una feria de objetos artísticos que se ubicaba, en ese entonces, en las
afueras de un museo.
Como era al aire libre, había colocado una serie de
biombos en torno a su puesto, para evitar las corrientes de aire, y para que no
le llegase directamente el sol.
La gente se acercaba hasta el lugar y le pedía
fotografiar sus obras.
Yo, que también estaba asombrado, me acercaba a la
catedral para ver los detalles, percatándome que los papeles utilizados estaban
escritos, y correspondían a hojas de libros, envejecidas.
Incluso, mirando con mayor atención, pude observar
unos nombres que me parecieron familiares, escritos en las hojas de la
catedral.
-Nuestra señora de París -dijo entonces el artista,
mientras yo observaba-. La catedral está hecha con páginas del libro de Víctor
Hugo.
Fue entonces que me fijé en las otras creaciones y
comprobé que había operado de la misma forma.
La estatua de un príncipe con hojas del cuento de
Wilde.
Una máquina del tiempo con páginas del libro de Wells.
Una especie de submarino a partir de un libro de
Verne.
O un bicho extraño, hecho con La metamorfosis.
No vendía las figuras, por cierto, sino que uno
podía dejar una colaboración, tras observar el trabajo o sacarse una
fotografía.
Me tocó observar, de hecho, a un par de personas
bastante insistentes ofreciéndole dinero por alguna de sus obras.
-No las vendo -escuché decir al hombre-, es parte
de mi biblioteca.
Con el tiempo, vi otras de sus obras expuestas en
una pequeña sala de una corporación cultural, pero nunca he sabido más sobre
ellas.
Sin embargo, me ocurre por lo general cuando leo
mis libros u observo mi biblioteca, imaginar qué figura podría hacerse con cada
una.
Cuando lo logro -aunque por lo general no suelen
ser figuras concretas, como en el caso de aquel artista-, siento que he
comprendido verdaderamente.
De esa forma, supongo, yo también me gano la vida.
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