Cosas explotando como palomitas de maíz.
Bueno… no explotando exactamente, pero
transformándose al menos, de forma explosiva.
Una ampolleta en un cuarto.
Un reloj de pared en la cocina.
O una de las zapatillas que estaban bajo la cama.
Así comenzó todo.
Era algo llamativo, más bien, en un inicio.
Tema de conversación obligado entre los vecinos y tema
de investigación científica y hasta de preocupación global, con el pasar de los
días.
Aparecieron grabaciones en los
noticiarios, cada vez más preocupantes.
Miles de manzanas en una
plantación, en Argentina.
La piedra Rosetta en el Museo
Británico.
Y hasta los ojos de un presidente
asiático, mientras daba un discurso ante las cámaras.
En todos los lugares coincidían
en que se trataba de palomitas de maíz.
Con distintos nombres por
supuesto.
Pop Corn, cabritas, pochoclo,
crispetas… en todos lados veían lo mismo.
Hasta los científicos que
investigaban el suceso habían caído en el uso de ese tipo de palabras.
Buscaban causas, sustancias reactivas,
patrones comunes… las teorías caían una tras otra.
Nunca hubo un resultado adecuado
ni se logró revertir el estado de nada que ya se hubiese transformado.
Hubo pocas muertes, a pesar de
todo.
De hecho, algunos se negaron a
llamarle muerte y decían que era una metamorfosis, nada más.
Así por ejemplo una familia en
Japón cuya hija sufrió el evento, fue mantenida en casa, como una palomita de
maíz. Mientras los padres se negaban a entregarla diciendo que se mantenía
tibia, y que estaría bien con ellos.
De todas formas, como decía,
fueron poco los casos de muerte, afortunadamente.
Las cifras oficiales hablan de
poco más de tres mil, en todo el mundo.
Luego, de improviso, todo terminó
de la misma forma que comenzó.
No se revirtió el estado, pero ya
no hubo nuevas transformaciones.
Las noticias poco a poco
volvieron a sus temas habituales.
Las investigaciones cesaron.
Todo quedó como una anécdota, de
la que hablábamos cada vez menos, mencionando nuestras propias hipótesis.
Yo mismo, por ejemplo, he pensado que se convertían
en algo más, y que los veíamos simplemente como palomitas de maíz…
Que el concepto ocultaba su forma final, supongo.
O nos protegía de algo.
Supe que en Brasil, por otro lado, se creó una
especie de culto con una serie de personas que entonan himnos y ruegan por ser
transformadas alguna vez, en estas palomitas.
Elevan las manos al cielo y a veces sienten que el
momento está cerca.
Dicen que la luna será lo primero en transformarse,
y entonces ocurrirá aquello que purificará el universo y nos devolverá nuestras
verdaderas formas.
Tal vez por eso, de vez en cuando observo la luna,
aunque no noto en ella nada extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario