“Tengo ganas de verte
en un continente extraño”
P. H.
Enciende y apagas
la voz.
Siempre la enciendes
y apagas.
Preparas las maletas
de otros.
Y escondes tu nombre
en sus maletas.
Entonces, la piel que ya no eres
viaja a continentes extraños.
Y vuelves a la nada
otra vez.
Y yo nuevamente no sé
cómo llamarte.
Nuevamente no sé
cómo llamarte.
Pero un día en que preparas
las maletas.
Y las preparas, como siempre,
para otros.
Echarás dentro un nombre que, sin saberlo,
verdaderamente será el tuyo.
Y te irás entonces pegada a la piel
que creías seca.
Adherida a la profundidad
que pensabas superficie.
Y en continentes extraños vagarás
siendo tú misma.
Y yo iré a buscarte
en continentes extraños.
Iré a buscarte
en continentes extraños.
Tendrás un hijo y no sabrás
quién es.
Pero al menos tendrás un nombre
que decirle.
Finalmente escucharás con él
esta canción.
Asombrándote que haya sabido
yo quién eras.
Y lo que no creías que era amor
revelará su ser.
Y quemará tu corazón, esta vez,
en continentes extraños.
Quemará tu corazón
en continentes extraños.
Por eso es que enciendes y apagas
la voz.
Por eso es que la enciendes
y la apagas.
No temas, sin embargo, cantar
esta canción.
Pues solo tú sabrás
cómo cantarla.
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