1. Si el sentido de la realidad existe, debe
existir también el sentido de la posibilidad.
2. Esta posibilidad, por cierto, no es sino
posibilidad de otras realidades (he ahí su sentido).
3. Cada una de estas otras realidades genera también otras posibilidades, cada una de
las cuales basa su sentido en quien la antecede.
4. La existencia de una realidad que no genere
posibilidades, carece de sentido.
5. El sentido de la posibilidad no es razón suficiente
para el desarrollo del sentido del texto literario.
6. El término sentido resulta, la mayoría de las
veces, congruente al sentido del término significado.
7. La visualización discursiva de una realidad,
solo es posible si el sujeto que enuncia dicho discurso lo realiza a partir de
una situación de distanciamiento.
8. El distanciamiento producido por el sujeto que
enuncia el discurso literario funciona en dos direcciones: hacia la realidad
posible del texto literario, y hacia la primera realidad donde se establecía el
sujeto, hasta antes del distanciamiento.
9. El distanciamiento con las realidades
mencionadas deja al sujeto que emite el discurso literario carente de realidad
a la cuál aferrarse. Por consiguiente, el resultado de dicho proceso es una voz que no genera
fuerza (ya que carece de punto de apoyo) y el discurso resultante es débil y
carente de un sentido trascendente (todo sentido, de serlo, es trascendente).
10. A partir de lo anterior: como el sentido de la realidad no existe,
no debe existir tampoco el sentido de la posibilidad.