Voy leyendo en un vagón del metro cuando descubro
al primer gordo. Lo distingo porque causó cierto retraso al momento de
descender, sirviendo de obstáculo para un par de pasajeros. Observo así su
ubicación y me fijo en ciertas características de su contextura que excede a la
mayoría de los habituales del metro (incluso a la de los gordos habituales del
metro). Por último pongo atención en su ropa a partir de la combinación extraña
que lleva y su poco habitual corbata a lunares, de colores chillones, y una
carpeta azul, repleta de papeles
El segundo gordo sube pocas estaciones después de visualizar
al primero. Se ve un tanto más activo y, extrañamente, lleva una indumentaria
algo chillona y mal combinada, muy similar a la del gordo anterior. En relación
a este último, por cierto, ambos se encuentran a unos 5 metros y parecen no
percatarse de la presencia del otro.
El tercer y último gordo aparece una estación antes
de aquella en que me bajo y presenta una contextura y presentación muy similar
a la de los gordos anteriores. Mismas características de ropa, misma actitud,
mismo vagón del metro. Los tres extrañamente reunidos en un espacio pequeño a
una hora determinada sin que exista explicación lógica alguna.
Más extraño que lo anterior, sin embargo, me parece
el que nadie parezca percatarse de esas presencias. Es decir, no son coincidencias
sencillas, pero quedan ahí arrojadas como una clave que nadie parece asimilar.
De hecho, ni siquiera los gordos se descubren mutuamente. Tal vez incluso, pienso
mientras bajo, sean conscientes de sí mismos.
Y claro, entonces debo bajarme de la estación.
No sé qué significa.
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