“La única respuesta a la nada se encuentra
en la ilusión.
Es algo casi biológico”.
E. C.
I.
P. escribe la biografía de un hombre que ha sido
condenado a muerte. No la escribe, sin embargo, desde antes de la condena. Es decir,
el nacimiento biográfico de este hombre coincide con el hecho de ser condenado.
Por lo mismo, parte de la atracción de esta escritura es la total ausencia de
referencias a las razones que llevaron al hombre a ser condenado. Siguiendo
esta idea, podría decirse que P. escribe la biografía de un hombre esencialmente condenado.
II.
Leo la biografía y descubro que se desarrolla
básicamente a partir de descripciones. Horarios, rutinas y acciones cuyo
sentido no busca parecer trascendental. En esto debo reconocer que la escritura
de P. me resulta honesta. De vez en cuando hay opiniones del hombre condenado,
pero suelen referirse a las condiciones de vida del lugar donde se encuentra
recluido, nada más. P., por otro lado, no introduce, como autor, mayores
reflexiones. Su lenguaje es formal, sencillo y sereno.
III.
Varios años pasan antes de que se dicte la fecha
definitiva. P. menciona al menos seis aplazamientos que describe sin mayores
detalles. El hombre condenado es quien solicita, por cierto, dichos plazos. Su
vida es en extremo silenciosa. No tiene visitas durante su espera, salvo las de
P. y unas cuántas llamadas de un amigo de infancia. Lee el periódico a diario y
se convierte también en un asiduo lector de novelas policiales. Hace puzles. Toma
café con leche en las mañanas. Hace ejercicios antes de dormir.
IV.
La biografía escrita por P. termina un día antes de
la ejecución. De hecho, el autor confiesa que hasta ese día, le permitieron
visitar al hombre condenado. Luego, P. describe el procedimiento a través del
cual se le dará muerte a aquel hombre y finaliza así el desarrollo de su libro.
Luego solo queda el epílogo y unos cuantos agradecimientos.
V.
En el epílogo, P. describe su propia rutina. Lo hace
ordenadamente, detallando las acciones y horarios de un día en particular.
Dicho día es el día siguiente a la ejecución del hombre que había sido
condenado. No hace referencia alguna a ese hombre, en todo caso. Por otro lado,
resulta llamativo que parte de su rutina coincida con la del hombre que había
biografiado. Esto, ya que P. lee el periódico, hace puzles y toma café con
leche en las mañanas. De hecho, creo que también realiza ejercicios antes de
dormir.
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