I.
Cuando volvió, años después, le preguntaron si
valió la pena.
Él evadía responder, directamente, pero se veía
alegre.
Sonreía a las cámaras y repetía que era bueno estar
acá.
Mantuvo siempre esta postura, por meses, hasta que
dejaron de preguntarle.
II.
Le faltaba una pierna, es cierto, pero eso le daba más
estilo.
Usaba prótesis y un bastón que cambiaba a diario, para
combinar con sus ropas.
A veces, observándolo, hasta te olvidabas que le había
ocurrido algo especial.
El maquillaje en tv, por otro lado, no dejaba ver
ninguna de sus llagas.
III.
Condujo desde entonces un exitoso programa de
conversación.
Creo que duro seis o siete años.
Él mismo quiso el retiro, por supuesto.
Dijo que quería dedicar más tiempo a su familia y
aplaudieron su decisión.
IV.
Su familia era en realidad su nueva familia.
La anterior la había perdido en el accidente, doce
años atrás.
Él mismo, decían, había perdido su pierna
intentando salvar a uno de sus hijos.
No lo logró, por supuesto, y el fuego consumió
todo, lo que estaba en torno a él.
V.
No culpo al fuego ni a la chispa, dijo en su
última entrevista.
Las cosas, o pasan por algo, o debemos crear ese
algo, para dejarlas pasar.
Yo no comprendí hasta que tres hombres golpearon
a mi puerta.
Esa es toda la historia, que les puedo contar.