Cuando la abuela murió, la cabra que tenía se metió
a su casa y se comió las cosas. No todas, por supuesto, pero muchas cosas. Trozos
de unas sillas, la alfombra del comedor, gran parte de las cortinas y hasta el
colchón de la cama. Y es que ya habían pasado cinco semanas desde la muerte de
la abuela hasta que descubrieron que el animal había logrado entrar a la casa y
comer todo lo que encontró a su paso. Incluso había llegado a mordisquear a la
propia abuela, pero prefiero no hablar de aquel asunto.
Quien descubrió a la abuela fue una mujer llamada Elsa,
quien iba una vez al mes a ofrecer lanas, mermeladas, huevos y otras cosas a
las casas que estaban en esa zona. Se metió a la casa tras llamar varias veces
y sospechar que algo había ocurrido, pues podían verse los daños ocasionados
por la cabra y sentir aún un fuerte hedor que venía desde el interior. A pesar
de todo, no se sorprendió demasiado al encontrarla tendida en el piso de la
cocina, y su sobresalto ocurrió debido a la aparición inesperada de la cabra, que
pasó rápidamente por su lado, aprovechando de salir de casa, alejándose rápidamente.
Los policías del lugar recogieron esa misma tarde
la declaración de Elsa y preguntaron también otros testimonios, quienes se
limitaron a decir que no veían a la abuela desde hacía bastante tiempo, aunque no
les parecía extraño, pues prácticamente no salía de su casa. Al día siguiente
llegó gente de la ciudad para recoger y estudiar el cuerpo y luego revisaron
las cosas rotas de la casa, poniendo en duda -por la magnitud de la destrucción-,
que una sola cabra hubiese podido causar aquello.
Varios días estuvo la policía buscando a aquella
cabra, pues era el elemento restante del puzle, como habían dicho en la
radio, al hablar de lo sucedido. Tengo entendido, sin embargo, que no la
encontraron. Por otro lado, como la abuela nunca tuvo hijos fue el municipio
quien se quedó con su casa, aunque aún no han hecho nada en el lugar. Yo, desde
donde vivo, veo que se enciende luz en la casa de la abuela, durante las noches,
pero no me pregunto por qué.
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