Desde joven, muchos le decían que se parecía a
Clint Eastwood. Y es que coincidió su juventud con la etapa en que la figura
del actor fue más reconocida, asociada sobre todo a los westerns que se daban
en cine y televisión en aquella época. Por lo mismo -aunque sin ser de esa forma
en un inicio-, adoptó esa postura recia y algo indolente de algunos de esos personajes.
Su modo de caminar, el corte de pelo y hasta la forma en que observaba a los
otros, cuando era necesario. Esto le ayudó a tener un gran éxito con las
chicas, en aquel entonces, aunque también lo llevó a pelear con algunos que
querían enfrentarlo y demostrar que no era digno de esa comparación. Perdió
casi todas esas peleas, ciertamente, e incluso resultó herido de gravedad en
una de ellas. Aquella vez, recibió un profundo corte en un brazo, que lo hizo
sangrar abundantemente y lo llevó a temer por su vida, pues no fue hasta el día
siguiente cuando lo llevaron al hospital, totalmente desvanecido y con una
infección que lo llevó a estar ingresado durante poco más de dos semanas. En el
hospital conoció a una enfermera, quien también comentó su parecido, y con
quien comenzó a salir poco después de recuperarse de aquella herida. La
relación entonces se hizo más seria -ella misma le consiguió un empleo como
electricista en el hospital en que trabajaba-, y terminaron por casarse un año
después, en una pequeña iglesia cercana a la casa donde se había criado la
muchacha. Pasaron luego tres años sin
que pudiesen tener hijos -ella perdió dos antes de llegar al tercer mes de
embarazo-, y poco después anularon su matrimonio, sin grandes discusiones de
por medio. Él siguió trabajando en el hospital y ella dejó de hacerlo tras
casarse con un doctor que habría conocido, poco antes. Él, en tanto, siguió
pareciéndose a Clint Eastwood, pero su postura más convencional y su mirada más
tranquila no facilitaba que reconocieran la similitud. Además, el actor ya no
estaba tan de moda y sus películas habían dejado de darse, al menos en los
últimos años. Fue por entonces que, una mañana, mientras se afeitaba frente al
espejo, el hombre que se parecía a Clint Eastwood se preguntó quién sería ahora
él, y qué debía hacer para cargar a solas su rostro y darle un significado propio.
No se lo preguntó con esas palabras, claro, pero es más o menos lo que pensaba.
Siguió mirándose de esa forma algunos segundos, hasta que se hizo un pequeño
corte con la máquina de afeitar. Un pequeño primer corte, diré mejor, para
precisar. Justo en ese instante, por cierto, comenzó su historia.
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