I.
Alguien me contó que ponían esa música, mientras te
hacían esperar.
Entonces quise comprobarlo, y llamé.
Era cierto.
Te dejaban esperando escuchando a Charles Mingus.
Better git it
in your soul, para ser preciso.
No era una mala espera.
II.
La música sonaba mientras alguien te atendía para
encargar pizzas.
Llamé varias veces para asegurarme.
Era la primera vez que escuchaba ese tema así, por
teléfono.
Lo malo es que siempre interrumpían la canción para
preguntarte qué pizza querías.
Y uno debía colgar, entonces, y llamar de nuevo.
Y hasta a veces hablar un poco, e intentar
explicar.
III.
-Gente real tocó esa música, sabe… Gente real, con instrumentos reales…
-¿De qué habla?
-De la gente real… de las sensaciones reales que daban
vida a esa música…
-¿Sensaciones reales?
-Sí… exacto… sensaciones reales.
-¿Y cuáles son las sensaciones irreales?
-…
-¿No va a querer pizza?
IV.
La vez que esperé más fueron cerca de seis minutos.
El tema de Mingus estuvo cerca de terminar.
Como intuí que debían haber visto mi número y
dejado correr la canción, quise al menos comprar algo, cuando contestaron.
-Esta vez voy a encargar una pizza -les dije.
-De acuerdo -contestaron.
-Pero no quiero que tenga queso -aclaré.
-Entonces no podemos -señalaron-. Eso no es una
pizza.
Yo lo pensé un rato y tuve que reconocer que tenían
razón.
No volví a insistir, desde ese instante.
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