I.
-¡Ves ese hombre que está ahí, junto a la vía…?
Pues está ahí desde la mañana. He estado atento y no lo he visto levantar la vista.
Yo creo que está esperando a que pase el tren… posiblemente para arrojarse…
-No lo hará.
-¿No?
-No. El tren no pasa por ahí.
-¿Estás seguro?
-Sí. Estoy seguro.
-Tal vez antes pasaba.
-No. Nunca ha pasado por ahí. De hecho, eso no
es una vía.
-¿No?
-No. No es una vía, fíjate en los extremos. Es
una escalera, simplemente, sobre el suelo.
II.
-¿La viste bien, ahora?
-Sí. Me costó, pero ahora la vi.
-¿De verdad pensabas que era una vía?
-Sí… Lo que pasa es que tengo la mirada
estrecha.
-¿Tienes la mirada estrecha?
-Sí. Bastante estrecha. Nada de vistas
panorámicas, solo el centro.
-¿Y eso es malo?
-Pues no sé. No sabría contestarte. Desde
cierto punto no lo vislumbro bien…
III.
-Igual es raro, en todo caso, que el hombre
esté ahí hace tanto tiempo…
-¿Qué hombre?
-El tipo ese, junto a la escalera…
-Pues a lo mejor piensa que está frente a una
vía…
-¿Y espera lanzarse, dices tú?
-Claro… por la actitud, digo yo…
-Para eso tendría que tener también la mirada
estrecha.
-Tal vez la tenga.
-Hmm… No sé… No creo.
-¿Vamos a preguntarle?
-¿Ahora?
-Claro, ahora…
-¿Y no íbamos para otro lado, ahora?
-¿Para qué lado?
-No sé, para otro…
-Sí… Supongo que sí…
-Mejor seguimos, entonces.
-De acuerdo… sigamos.
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