¿En qué pienso? Pues ahora mismo estaba pensando en
la primera esposa de Barbazul. Le daba vueltas a la historia porque recordaba
que, en ella, Barbazul asesinaba a las mujeres luego que abrían la única puerta
que él les había prohibido abrir. Les entregaba un manojo de llaves, según
recuerdo, donde faltaba únicamente aquella que permitía el acceso al cuarto
prohibido, en el que cada una de ellas descubría -pues terminaban entrando igualmente
de una u otra forma-, los cuerpos de todas las ex esposas, asesinadas porque habían
abierto, justamente, esa misma puerta.
Daba vueltas a los hechos, decía, porque si bien la
historia me parece clara, comienza a oscurecerse cuando piensas en la primera
esposa de Barbazul. Y es que ella, concluí, no debiese haber encontrado cadáver
alguno en aquel cuarto, por lo que su muerte no puede ser explicada de la misma
forma que la de sus sucesoras.
Tal vez alguna versión de la historia lo diga en
todo caso -ahora recuerdo simplemente una que leí hace muchos años y no he
corroborado en otro texto-, pero lo cierto es que la ausencia de una
explicación para esa primera muerte hace que el resto de los sucesos carezca de
solidez y la historia completa amenace entonces con venirse abajo.
¿En qué pienso, preguntabas…? Pues en eso. En la
primera esposa de Barbazul y cómo se desdibujan las historias. Y cómo todos los
hechos que a veces crees unir sólidamente hasta formar una secuencia
satisfactoria, pueden carecer del eslabón necesario para mantenerse en el
tiempo.
En el mundo, pensaba.
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