I.
Un
espantapájaros, no es,
más que un
espantapájaros.
Usted dirá que
esto es obvio,
por supuesto,
pero yo me sé
trascendental.
No profundo.
No genial.
Pero sí trascendente.
Por lo tanto
si usted
revolotea acá
y no le gusta
esto,
(o le gusta un
poco,
pero no lo
acepta),
puede salir
tranquilamente
por donde
entró.
No se haga usted
problemas.
II.
De lejos,
también,
un espantapájaros
sigue siendo
un
espantapájaros.
Lo que parezca
ser,
después de todo,
no tiene
importancia alguna.
La vida que
parece buena.
La mujer que
parece hermosa.
Esas sí que son
frases sin sentido.
¿No está de
acuerdo conmigo?
¿Le parece que
estoy equivocado?
Pues yo no
intento aquí
convencerlo de
nada.
Recuerde que le
dije
que me sé
trascendental
Y todo nos
trasciende,
querido lector,
cuando ocurre que
es cierto.
III.
Un
espantapájaros es,
por siempre,
un espantapájaros.
Recuerde que el
ser
no cambia
con el tiempo.
Admito que la
piel se arruga,
sin embargo,
y acepto también
la idea de
desgaste.
No puedo
aceptar,
aunque quisiera,
nada más.
Y es que todo el
resto,
digamos,
son apenas pareceres.
Y ya le dije,
lo que pienso
sobre eso.
Estoy firme
aquí,
esa es mi postura.
Usted, en
cambio,
solo vino a
pasearse,
nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario