I.
Recuerdo que en una entrevista de trabajo, ya hace
varios años, me preguntaron si tenía alguna teoría sobre el futuro.
No sé a qué apuntaba la pregunta ni tampoco quise
aclararlo en ese entonces, pero lo cierto es que me descolocó el no comprender de
forma concreta qué se me preguntaba.
De todas formas respondí, en ese entonces, alguna
idea vaga que me ayudó a salir del paso y parecer interesante.
Una idea sin carne, digamos, pero bien construida.
Una semana después llamaron para decirme que tenía
el trabajo, pero finalmente no lo acepté, por una serie de razones que no
vienen al caso.
Esto es aproximadamente la mitad de lo que hoy quiero
decir.
II.
Demócrito decía que la única verdad son los átomos
y el vacío.
Yo en cambio, creo que ni en ellos hay verdad.
Y es que la única verdad posible -si me preguntan-,
tendría forma de diluvio.
Lamentablemente, resulta improbable que un diluvio,
llegue a esta generación.
Así, mientras eso no ocurra, toda teoría del futuro
será tan triste como falsa.
Y toda historia o mensaje que intentemos, ha de
quedar siempre sin final.
Carne sin ideas, digamos, aunque carne viva.
Esto es aproximadamente la mitad de algo que hoy, no
quise decir.
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