I.
Las llaves ya no sirven porque ella cambió la
chapa.
Y claro, además hay que agregar que él, esa noche,
se encontraba borracho.
Por lo mismo, decir que se demoró una hora en
entender que las llaves no servían, no es un tiempo tan malo.
II.
Yo miraba todo desde mi casa y en un principio
quise grabar la situación.
Principalmente, porque pensé que las cosas se
pondrían violentas, cuando él se diese cuenta.
Fallé en la predicción, pero igual la grabe a ella,
asomándose por la ventana.
III.
Cuando se dio cuenta que ella cambió la chapa, él
se quedó profundamente quieto.
Tenía la vista fija en sus llaves que habían pasado
de golpe, a valer nada.
Entonces, de cierta forma, estoy seguro que él se
sintió como una prolongación de sus propias llaves.
IV.
Pasaban los minutos y el hombre no se iba así que
yo fui a prepararme un bocadillo.
Cuando volví, descubrí que el hombre no estaba y vi
a la mujer hablando con una vecina.
Había salido al jardín y se veía nerviosa, mientras
lloraba un poquito, al hablar.
La vecina que la acompañaba, en tanto, parecía
alentarla diciéndole que había hecho lo correcto.
Y claro, como ya no había nada que ver, me di una
ducha, y me acosté de inmediato.
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