Parecía ser de lo más normal, pero quienes lo conocían
bien aseguraban que era medio hueón. Yo pregunté por qué y me explicaron que sin
mayor explicación se ponía a llorar con las cifras grandes, sobre todo si dichas
cifras estaban asociabas a distancias. No me creí la historia, pero me la
corroboraron varios que lo conocían. No se trataba de un llanto escandaloso ni
descontrolado, pero todos concordaron en que apenas veía aquellas cifras su
actitud cambiaba de golpe, mostrándose profundamente amargado, sollozando y botando
algunas lágrimas que intentaba ocultar, sin buenos resultados.
Hablé con él poco después y le pregunté
directamente si era cierto. Después de todo, parecía agradable y generaba confianza.
Dicen que eres medio hueón y que te pones a llorar cuando ves cifras grandes,
le dije. Él sonrió y me dijo que era verdad, y que lamentablemente no podía
evitarlo. Entonces me contó que la primera vez que le ocurrió había sido de
pequeño, mientras veía un documental sobre el universo. Al parecer, un
científico explicaba las distancias que existían entre distintos cuerpos
celestes y las cifras comenzaron a aparecer en pantalla. Primero como
potencias, me explicó, pero luego se desglosaron y la pantalla entera
aparecía cubierta de ceros, y me sentí de cierta forma brutalmente
empequeñecido, y lejos de todo. Así, según sus palabras, no se trataba solo
de ser algo pequeño, sino que pasó a sentirse del todo insignificante. Aislado incluso
en esa insignificancia que le provocaba ver cifras de distancias que no podrán
recorrerse nunca, y condenado, de esta forma, a estar siempre en un mismo
sitio.
Yo, en tanto, escuché tranquilo su explicación sin
decir nada. Cuando finalizó, traté de ordenar lo que me había dicho. Le
pregunté: Corrígeme si me equivoco… ¿lo que pasa es que te sientes insignificante
y alejado de todo cuando ves cifras grandes? Él me miró en silencio y
pareció analizar mi resumen, sin mostrarse muy de acuerdo. Puedes pensarlo
así, me dijo. Supongo que es más o menos eso. Así, tras llegar a ese
consenso di por zanjado el asunto. Tenían razón, me dije, resulta que
el tipo es medio hueón, aunque no lo parezca.
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