-¿Aló…?
-Hola, diga…
-Hola, lo he llamado, pero no quiero hablar con
usted.
-¿Con quién hablo…? No entiendo.
-Habla conmigo, pero yo no quiero hablar con usted.
-Eh…
-Por lo mismo le pido que hable usted, todo el rato
si quiere, pero no conmigo…
-¿Es una broma?
-No… No quiero incomodarlo, pero lo cierto es que
esto me ocurre más a menudo de lo que debiera…
-¿Y entonces?
-Hable, por favor.
-Pero… ¿de qué quiere que hable?
-Elija usted… hay muchos temas, no me dirá que no
ha ocurrido nada estos días…
-Pero…
-No le exijo opiniones, ni pretendo cuestionarlo…
hable tranquilo… o sea, sin presiones, si no está tranquilo no importa…
-Estoy tranquilo, ese no es el punto.
-Entonces hable… ¿qué ha hecho? ¿en qué cree? ¿qué
observa…?
-Pues prefiero no contar lo que he hecho… además
mis acciones no son tan importantes…
-¿No cree en ellas?
-Eh… no es eso… me complica más bien hablar de lo
que creo…
-¿No cree en hablar de lo que cree?
-No es eso…
-¿O cree que no puede hablarse de aquello en que
realmente se cree?
-¿Ya ve que quien habla es usted, finalmente?
-No era mi intención…
-Nunca es nuestra intención, pero ya ve… será mejor
que me despida…
-¿Y no me va a decir qué observa?
-¿Cómo…?
-De cierta forma ya me respondió qué ha hecho y en
qué cree, falta qué observa…
-¿Y con eso es suficiente?
-Por esta vez sí… no quería incomodarlo…
-Pues observo tibieza… a pesar de todo observo
tibieza… no saber por qué reemplazar aquello que no se quiere…
-…
-¿Está bien con eso?
-No está bien, pero está.
-¿Hasta aquí, entonces?
-Sí. Hasta aquí. Además ya es hora de salir, usted
sabe.
-Ya sé.
-Buenas noches, entonces.
-Buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario