Las imágenes enviadas por el satélite resultaban
borrosas. Las analizaron con un grupo de expertos y no lograban ponerse de
acuerdo sobre qué era aquello que mostraban. Mientras discutían, algunos recibieron
noticias que indicaban que algo similar estaba ocurriendo con otros satélites,
cuyo comportamiento revelaba una serie de alteraciones similares. Así, a medida
que pasaban las horas y se investigaba sobre lo sucedido, pudieron darse cuenta
que el problema era global, e iba más allá del país de origen del satélite, de
los fabricantes y de los grupos que controlaban la información obtenida por
cada uno. Hubo acusaciones, por supuesto. Declaraciones de algunos gobiernos
que acusaban a otros sobre sabotaje, numerosas menciones a grupos terroristas y
hasta algunos que hablaban de una inteligencia superior, que comenzaba a revelarse
poco a poco. Para los expertos, en tanto, resultaba claro que no había robo de
información y que lo ocurrido no parecía entregar ventajas para ninguna facción
en específico.
-Para que se entienda -dijo entonces uno de los
primeros científicos autorizado para hablar con la prensa-, lo que ocurre es
que los satélites han dejado de enviar imágenes e información sobre nuestro
planeta, y han centrado su atención exclusivamente en otros satélites y hasta
en sí mismos.
Luego aparecieron otros expertos diciendo algo
similar y dando explicaciones que pronto comenzaron a ser portada en diversos
sitios a lo largo del mundo, haciendo hincapié en el interés que parecían
mostrar los satélites por los de su propia especie, y hasta señalando que ellos
habían comenzado a sacarse selfies, en vez de enviar la información que debían
recolectar, y para la cual habían sido diseñados.
No detallaré aquí los problemas que esto trajo
consigo pues son materia conocida y han marcado el transcurso de la vida de
cada uno de nosotros durante los últimos meses, pero doy cuenta de aquel primer
hecho que genera el cambio, pues creo que la aparente simpleza de lo sucedido
hace que hoy simplemente hablemos de una falla global, en vez de la manifestación
de una naturaleza que parece estar diciéndonos algo que hemos dejado de lado:
el interés por nuestros semejantes y la observación de nosotros mismos.
Dicho esto, creo que solo cuando comprendamos que
la información necesaria para mejorar nuestra vida se basa principalmente en
estos principios, podremos entender, tal vez, el comportamiento de los satélites.
Luego, por supuesto, podremos poco a poco centrarnos en la solución de los problemas
y en acordar cuál o cuales son las informaciones primordiales que facilitan
nuestra vida en el planeta y fortalecen la comprensión entre todos nosotros.
Y es que ese será, supongo, el siguiente paso.
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