Corta tréboles de cuatro hojas y luego los pega en
un cuaderno.
Lo hace desde pequeño, cuando un tío le prometió
darle una moneda por cada uno que encontrara.
Era difícil, pero esforzándose podía encontrar
alguno, de vez en cuando.
Si tenía donde buscar y un poco de tiempo, por
supuesto.
Desde entonces han pasado más de quince años y
todavía, cuando ve tréboles, se pone a buscar de inmediato.
Sin embargo, cuando está con otra gente se
avergüenza y finge a veces buscar otra cosa o simplemente se aguanta.
Como yo lo conozco desde hace años y me tiene
confianza una vez me mostró el cuaderno.
En cada una de las hojas había entre ocho a diez tréboles
de cuatro hojas sujetos con scotch.
Debajo de cada uno, con signos pequeños, la fecha y
el lugar donde fue encontrado.
Algunos tréboles están muy dañados y apenas se nota
lo que son.
Dentro del cuaderno también tiene sueltas algunas
fotos, la mayoría muy antiguas.
-¿Y te han dado buena suerte? -le pregunté esa vez,
al ver su cuaderno.
-No sé… -contestó-. Ni buena ni mala, yo creo…
-¿Ni buena ni mala…? ¿Qué quiere decir eso? -pregunté.
-Que me han dado lo que debían darme, nada más… -señaló-.
La suerte que yo merecía, supongo.
-Hmmm -dije yo, todavía sin entender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario