Cada año hay un día en que Dios le habla a la
humanidad.
No es una fecha invariable ni mucho menos.
No ocurre en navidad ni en viernes santo ni se
ajusta a algún evento especial.
Es un día cualquiera, digamos, y prácticamente no
puede predecirse.
Aun así, he sabido de dos personas que los
anuncian.
Uno es un abuelo de Honduras de apellido Jaramillo.
La otra es una niña hindú, que ha logrado cierta
difusión en algunos medios, aunque al parecer no la toman muy en serio.
Lo extraño es que es que tanto el hombre en
Honduras como la chica hindú han coincidió en las fechas que han predicho en
los últimos años, y hasta han señalado la misma dificultad para que el mensaje
llegue certeramente a la humanidad.
Hay que
guardar silencio, han dicho.
Y es que Dios –a diferencia de lo que podríamos creer-,
tendría una voz bajita, según nos cuentan.
Y claro, por más esfuerzos que han hecho,
retirándose a lugares aparentemente silenciosos, el silencio que requiere la
voz de Dios, para ser oída, es uno a gran escala.
Apagar
motores, cerrar las fábricas, dejar solo los suministros de energía imprescindibles,
han dicho algunos expertos a quienes se les ha preguntado por los
requerimientos.
Para este año, por cierto, han fijado la fecha para
el 17 de Febrero.
Lo dejo como dato, por si a alguien le interesa.
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