Quería cambiar de vida, pero al final simplemente
se tiñó el pelo.
Ella pensó que al menos sería un paso, pero no
salió tan bien.
Usó mal el decolorante por lo que el pelo
finalmente le quedó con manchones verdes.
Se decidió entonces a corregirlo en una peluquería
de prestigio.
Investigó sobre algunas hasta que se dio por una en
la que se garantizaba un resultado de excelencia.
Pidió hora a través de una grabadora que
clasificaba de forma específica lo que el cliente solicitaba.
De hecho, le fue sorpresivo cuando su problema
pareció ser identificado de manera tan certera.
Si intentó
cambiar de vida y terminó con el pelo manchado, marque cuatro.
Si los manchones
de su pelo son verdes, marque nueve.
Y claro, ella apretó esos y otros botones previos
hasta que al parecer se delimitó de forma perfecta su problema.
Su número de
atención es el trescientos cuarenta y cuatro, dijo la voz en la grabación.
Su atención
será realizada en seis días hábiles más.
De no haber inconvenientes
le solicitamos depositar durante las siguientes 24 horas, para hacer efectiva
la reserva de su hora concluyó la voz.
Pasados los seis días se dirigió hasta el lugar,
donde se encontró con una serie de inmigrantes, varios de ellos, sin documentación
alguna.
Y claro, todos tenían manchas verdes en el pelo.
Todos quieren
cambiar de vida, se dijo ella entonces, mientras esperaba.
No soy
especial después de todo, concluyó.
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