I.
El primero es el personaje de un libro. Su nombre
lo tradujeron como Sosegado Smith. Era parte de una novela aparentemente
ligera, que mezclaba western, con descripciones pornográficas y unas cuantas reflexiones
que podrían considerarse metafísicas. Encontré el libro en una casa abandonada en
la que me metí a escondidas para protegerme de la lluvia, cerca de Santa Lucía,
en la carretera austral. Como el viaje lo realicé sobre exigiéndome,
prácticamente sin dormir y con fiebre durante varios días, hasta el día de hoy
dudo si leí o imaginé aquel libro. Sin embargo, recuerdo un par de escenas de
forma tan clara que no creo haberlo inventado. Una pasaba en un granero y la
otra mientras Sosegado Smith observaba detenidamente a un caballo. Recuerdo que
Sosegado no sabía si el tiempo estaba transcurriendo o no mientras miraba. Uno
mismo, de hecho, como lector, dudaba si el tiempo pasaba o no, mientras se leía
ese episodio.
II.
El segundo Smith ni siquiera es personaje. Es referencia
en un chiste que cuentan en Mary Poppins, según recuerdo. Un hombre le dice a otro
que conoce a un hombre con una pierna de palo, que se llama Smith. Entonces el
otro hombre le pregunta si sabe cómo se llama la otra.
No sé cuanto tiempo me dio vueltas ese chiste en la
cabeza. No porque no lo entendiera, sino porque creía que escondía algo un poco
más importante, respecto al lenguaje. No al uso del lenguaje, en todo caso,
sino a la relación que se establece entre el lenguaje, el interés que tenemos en
los otros y las posibilidades reales que tenemos de nombrar efectivamente a los
seres y las cosas.
III.
El tercer Smith bien puede ser doble, pues puede
asimilarse con el sr. y la sra. Smith, personajes de La cantante calva.
Sin embargo, no sé bien por qué, siempre he pensado que en esa obra realmente
hay un solo Smith, y ese sería el tercero, que propongo ahora. Un Smith que no
es, por cierto, ninguno de los esposos, ni mucho menos la sirvienta o el
bombero que visita a la familia. No sé bien cómo explicarlo, pero lo dejo dicho
así. Pueden situarlo si quieren detrás de los sillones, inaccesible para el público
que observa la obra. Sosegado, silencioso y con una pierna de palo, me lo
imagino yo. No entendiendo si es uno o dos o tres, mientras permanece agazapado.
No comprendiendo qué es lo que pasa con el mundo, ni mucho menos consigo mismo.
Solo sabiendo que su nombre es Smith, simplemente, y que con eso basta.
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