La corriente es fuerte en una parte del río.
No nos dejan bañarnos en esa parte.
Podemos hacerlo en el sector que se forman pozas, o
en esa parte alta donde el agua se mueve, apenas.
Alegamos un poco, pero lo cierto es que soy
cobarde.
Iba a escribir somos, pero ella se metió al río en
el lugar no indicado y pareció disfrutarlo.
Por un momento pensé que pasaría algo malo, pero
logró detenerse sujetándose de unas rocas.
Ella me gritó desde ahí que buscara ayuda.
La muerte es algo malo.
Entonces dos adultos que tal vez eran sus padres
lograron sacarla del río.
Le arrojaron una cuerda que ella amarró, bajo sus
brazos.
Yo no sabía cómo ayudar y me sentía tonto, a un
costado del río.
Cuando lograron sacarla ya estaba oscureciendo, y
la tendieron sobre un lugar, donde había pasto.
Ella estaba tiritando así que ellos intentaban
frotarla, con un par de toallas.
Ella tenía unos cortes, en la espalda, y las
piernas con varios moretones.
También se había hecho daño en el lugar donde
amarró las cuerdas.
La vi desnuda esa vez y me dio vergüenza.
No por verla así, sino por no haberme lanzado al rio.
Nunca hablamos de aquel día, pero yo sé que eso nos
distancia.
Ella quedó viviendo en un mundo y yo en otro.
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