I.
Cada cierto tiempo compro maderas y hago muebles.
Bueno, menos que muebles en realidad, ya que me
limito a hacer repisas y estantes para libros.
Generalmente, antes de hacerlo, dejo que se llene
de libros y los apilo haciendo pequeñas torres.
Cuando las torres no se sostienen es que compro
madera.
Y entonces hago los muebles.
II.
Como ya no queda espacio, a veces simplemente añado
repisas.
Me refiero a que no siempre se trata de muebles, sino
que agrego partes nuevas a los muebles más bajos.
Una vez terminadas, ordeno los libros que formaban
las torres y a veces hago pequeños cambios en el orden de la “biblioteca mayor”.
Si no fuera tan absurdo, tal vez haría marcas en la
pared, como la que marcan algunos chicos, al ir creciendo.
III.
Por lo general leo todo antes de ponerlo en las
repisas.
Si no es así, suelo esperar y dejo las repisas
vacías algunos días.
Suena más ordenado de lo que es, pero lo cierto es
que finalmente se ordena.
Lo malo es que cuando se ordena, nuevas cosas han
llegado y debo ir nuevamente por madera.
A veces pienso que inconscientemente estoy tratando
de llenar la casa, o hacerla colapsar, para tener que salir hacia otros rumbos.
Otras veces, pienso lo mismo, pero conscientemente.
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