"Supongo que él me intentaba dar ánimos. Siempre lo
hizo, en realidad. Cuando nos conocimos, por ejemplo. Habíamos hablado no más
de una hora y de pronto comentó que yo subestimaba mi propia profundidad. Lo
recuerdo muy claro, porque en ese entonces yo no supe si tomarlo como un cumplido
o como una ofensa, y hasta pensé que él quería justamente provocarme esa duda y
hacerme pasar por estúpida. Y es que ya sabes como soy de desconfiada… Además
era raro hablar de cosas así, ya sabes, la primera que te juntas con alguien. Y
claro, recuerdo que entonces yo bromee acerca de la profundidad y le dije que
si fuese una piscina sería apenas una piscina para niños, o algo así. Lo debo
haber dicho como para retomar un tono más ligero, pero recuerdo que él parecía
molesto cuando yo lanzaba ese tipo de bromas. De hecho siempre criticaba que yo
evadiera los temas serios. Me gustaba eso, en todo caso. O sea, me sorprendió
al principio, luego me gustó. De ahí a sentirme querida e importante fue un
paso casi inmediato. Yo creo que por eso terminamos estando juntos. Con el
tiempo en todo caso supongo que pensé que me idealizaba bastante. Me refiero
que siempre me vio más profunda de lo que era. De ahí que me diera ánimos y
apoyara mis proyectos en las artes y ese tipo de cosas. Pero claro, me miraba
como si yo estuviera más atrás. Como si amara algo que estuviese dentro mío y
yo casi me ponía celosa de aquello, pues no sentía que fuese yo misma… ya ni sé
cómo explicarlo. De todas formas fue así que me alejé de él. Él intentaba
bucear en una piscina para niños y yo me sentía cada vez más distante. Esa es
para mí la imagen que lo explica. Le dejé un dibujo, cuando me fui, en la que
aparecía eso. Un hombre ahogado en una piscina para niños. Igual a la pintura
grande con la que me gané el concurso ese. Y fue raro, si lo pienso de esa
forma. Me refiero a que nos separamos y comencé entonces a tener cierta
notoriedad, en el mundo de la pintura. Justo lo que él me dijo siempre que iba
a pasar. En este sentido, debo reconocer que a veces siento que le debo algo. Nunca
se lo dije pues no volvimos a hablar, desde ese entonces. Supongo que siempre
pasa de esa forma".
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguidores
Archivo del blog
-
►
2024
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2023
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2022
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2021
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2020
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2019
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2018
(365)
- ► septiembre (30)
-
▼
2017
(365)
- ► septiembre (30)
-
▼
mayo
(31)
- El borracho más educado.
- Ir solo a un restaurant de lujo.
- Ojalá se ajen los ojos de Alejandra
- Rezar dos veces a dioses distintos.
- Pájaros en llamas.
- Contar del uno al veinte.
- Una forma de creer.
- J. juega ajedrez con los ojos vendados.
- Origen del cojín.
- Los restos de Ionesco.
- La abuela Regina.
- Mapas.
- Una nota.
- Cuadrados de luz.
- De vez en cuando hablo con Pitágoras.
- Formas de ser bueno (II)
- Formas de ser bueno (I)
- La vida misma (apuntes para una historia)
- Bucear en una piscina para niños.
- La no compadecida.
- Saltar del uno al dos.
- A fin de cuentas.
- ¿Es un héroe un escapista?
- Los zapatos en el borde.
- Ciegos en un pozo.
- Una bufanda larga.
- Un pulpo de mascota.
- Un dedo encontrado en la esquina.
- Piedras, otra vez.
- Partir la torta.
- Una locomotora y un pájaro.
-
►
2016
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2015
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2014
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2013
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2012
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2011
(365)
- ► septiembre (30)
No hay comentarios:
Publicar un comentario