Al principio no comprendo pues pensaba que hablaban
de un distinto viaje. Luego, me doy cuenta que hablan de uno solo, y que
incluso fueron juntas. Y es que en
definitiva, ambas compraron hace algunas semanas el mismo pack turístico a
Punta Cana y ahora conversan sobre algunas experiencias al volumen suficiente
como para ser oídas por quienes estamos hasta a cinco metros de ellas. Así, me
entero –sin querer hacerlo, por supuesto-, sobre la forma en que se preparaban
ciertos tragos, o sobre su viaje en buggy, o sobre el instructor ese que quedó
en salir con una de ellas, pero que finalmente no pudo hacerlo, pues le surgió,
supuestamente, un sorpresivo e importante compromiso.
En ese mismo contexto, ambas dan bastante atención
a las compras realizadas, en especial a un pack de sombreros que compraron a
medias. Según me entero –sin querer enterarme, como ya decía-, se trata una
docena de sombreros que compraron a un precio muy económico y que repartieron
entre ambas. Sombreros que, sin embargo, no eran necesariamente para llevarlos
puestos, sino para utilizarlos como accesorios, a distintas prendas.
-Eso es lo malo –dice una-, aquí uno los lleva en
la mano pero nadie se fija ni hace el menor comentario.
-Sí –dice la otra-, yo trato que combinen y los
mantengo de buena forma, pero siempre soy yo la que tengo que contarlo para que
alguien se percate.
De esta forma, el último fragmento de la
conversación da cuenta de algunas situaciones específicas donde, ya en
Santiago, usaron los sombreros –bajo el brazo, claro-, y no recibieron el más
mínimo comentario.
-Igual fue una buena compra –dice a modo de
conclusión, una de ellas.
-Sí –acepta la otra, repitiendo sus palabras-, fue
una buena compra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario