Siempre me pasan cosas raras con los libros de
Murakami.
A veces, por ejemplo, descubro que he escrito cosas
similares, y, en novelas al menos, se me repiten algunos elementos.
El pozo, la gente pequeña, el animal extraño que se
fotografía, la mujer que desaparece y el hombre que no sabe si buscarla o no
buscarla.
Ya de pequeño, también, gané un premio menor con un
cuento en el que un hombre miraba dos lunas mientras escuchaba una obra de
Janacek y hasta entraban en una especie de otro mundo.
Por suerte fue antes que Murakami escribiese 1Q84
así que era absurdo acusarme de plagio.
Incluso, tengo la impresión que una vez me crucé
con él en Barcelona, hace varios años mientras yo caminaba por la costa y un japonés
pasó trotando en la otra dirección.
Años después, de hecho, investigué sobre la posibilidad
y Murakami justamente había estado en Barcelona e aquella fecha.
Sn muchas más las otras coincidencias y hasta tengo
una teoría al respecto, pero no la desarrollaré acá.
Simplemente contaré que ayer un desconocido me
detuvo en la calle y me ofreció vender un libro.
Era el libro dos de La muerte del comendador, que todavía no se publica, aunque creo
que saldrá en un par de semanas.
El libro parecía ser la maqueta de prueba de la
editorial –no era pirata, al menos-, y tiene la fecha de la primera edición de
enero del 2019.
-Este es el libro 2 –le dije al tipo-, y todavía no
sale.
-Usted ya leyó el primero –se limitó a decir, y
luego me dio un precio.
Selo pagué y no hablamos más.
Iba con mi hijo, quien está acostumbrado a que
ocurran este tipo de cosas.
Él también una vez me contó que sueña con gente
pequeña y ha visto dos lunas, desde el interior de nuestra casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario