En todo grupo de trabajo, o de amigos, o en
cualquier centro donde se reúnan cierto número de personas y tengan la
oportunidad de compartir de forma cotidiana, siempre será posible encontrar al
hombredeunasolahistoria.
Lo escribo así, como una sola palabra, pensando en
esos términos japoneses que a veces operan de esa forma y cuya traducción
resulta, desde la palabra, significativamente clarificadora. Y es que este
personaje será justamente aquel que reconocemos por una historia que ha contado
hasta el cansancio, la que ha pasado a reemplazar cualquier otro dato o
conocimientos que hayamos tenido sobre él, anteriormente.
Así, tendremos por ejemplo al compañero de curso
que nos repite su aventura con dos chicas en una fiesta, o el colega del
trabajo que nos relata una y otra vez un viaje realizado para conocer las
pirámides de Egipto… de manera tan detallada y constante que terminamos
reduciéndolos a esa anécdota o historia contada.
-Ahí viene el
hueón que viajó a Egipto.
-Dicen que el
jefe va a ascender al Pirámide.
-¿Verdad que
renovaste el camello, Faraón…?
Sin embargo, más allá de eso -que incluso puede parecer “simpático”
para algunos-, está el problema que surge cuando miras la situación desde el
punto de vista opuesto. Y es que si bien puede parecer una reducción la manera
de conocer a los hombresdeunasolahistoria, también es cierto que aquellos que
no lo son –o no lo somos-, es simplemente porque no hemos descubierto cuál es
esa historia única que nos llevaría a convertirnos en personajes de ese tipo.
-Lo que pasa es que no tienes una historia que te
defina –parecen decirnos estos personajes.
-Una vez que
la encuentras opera casi como un conjuro –parecen confesar-, que te recuerda quién eres y se lo recuerda
también a aquellos que te rodean.
-Yo te
recomiendo que si aún no tienes una historia, te la inventes por último –te
recomiendan-, o pasarás por la vida sin
tomar ninguna forma…
Aunque
claro, esa es la visión de los hombresdeunasolahistoria, y bien podría defender
sus intereses más que apuntar a una verdad objetiva.
Por lo mismo, cada uno decida qué visión elige
tener al respecto (si es que quiere, por supuesto, tener alguna) y siga adelante de la forma que más le convenza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario