Como preparo mi futura desaparición de los escasos espacios
sociales en los que hoy transito, estuve en búsqueda de un detective para
solicitarle que intentara buscarme, como si yo, ya hubiese desaparecido.
Me refiero a que le conté el plan sobre mi alejamiento y le pregunté qué
posibilidades tendría alguien para encontrarme, luego que yo lo hubiera
realizado.
Por lo mismo, me decidí a contratarlo para que
comenzase la búsqueda.
-¿Quiere usted que lo busque cómo si usted se
hubiese alejado sin dejar rastro…? -me preguntó.
-Exacto –le dije.
-Pero, ¿quiere que le comente si sería fácil o
difícil dar con usted, o quiere que realmente intente encontrarlo aunque
sepamos que aún no se ha extraviado?
-Quiero que intente encontrarme, fingiendo que
realmente he desaparecido -reiteré.
-…
El tipo puso mala cara.
-¿Le molesta el trabajo? –pregunté.
-Es que es absurdo… -comentó-, no logro entender
cómo podría encontrarlo si…
-No voy a dejar más pistas que cuando lo haga –le expliqué-.
Si no puede encontrarme ahora, quiere decir que tampoco podrán hacerlo cuando
me vaya realmente…
-Pero…
-¡Vamos…! Si estoy seguro que ha tenido otros casos
más raros…
-¡¿Le contaron sobre el violador de melones…!?
-Eh… no… yo comentaba, nada más...
-…
-¡Espere…! ¿Investigó a un violador de melones?
-Resolví el caso –me dijo, orgulloso-. Fue el caso
más importante de ese año, en Curicó…
-Pero si en Curicó, que yo sepa, no es zona de melones…
-Pues con mayor atención fue importante –me dijo.
No hablamos mucho más.
Simplemente fijamos precio, y coordinamos la
entrega de reportes, cada cierto tiempo.
Eso ya fue, por cierto, hace unos cuatro meses.
Hoy, puedo decir que he recibido unos seis informes
bastante bien organizados.
En el último, sin embargo, el investigador se sale
de su línea habitual y me plantea algo que no logro comprender.
Dice que me encontró en el sur… que tiene pruebas…
y hasta me envía una foto.
Yo, en cambio, simplemente le deposito lo acordado y trato de
pensar en otras cosas.
Y claro, dentro de esta misma actitud, toco un rato la armónica, antes de
acostarme.
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