"Ante vuestra ignorancia,
ante esa misteriosa parte de vosotros mismos,
permaneced siempre honestos y humildes"
M. H.
Siempre pensé que nos había gastado una broma.
El profesor ese que nos mandó a observar un
molusco.
No nos dijo qué anotar, el requisito simplemente
era llenar diez hojas, con observaciones del molusco.
Aparte de eso, nos dio instrucciones para salinizar
el agua y propiciar un ambiente.
Cambios de luz, temperatura, todo estaba regulado.
Por cierto, solo podía ser un molusco bivalvo, nada
de caracoles ni calamares ni nada de esa índole, nos advirtió.
El trabajo debía ser escrito a mano, por cierto, en
hojas cuadriculadas.
Recalcó que no llenáramos de datos, que únicamente
consideraría las observaciones referidas al molusco.
También debíamos inventarle un título.
Recuerdo que varios compañeros optaron por “Observaciones
de un molusco”.
Sin embargo, a mí me parecía un título ambiguo,
pues podía entenderse que el molusco era, el observador.
Tuvimos dos semanas de plazo, durante las
vacaciones de invierno.
Cuando volvimos, ninguno de mis compañeros había
escrito más dos páginas.
Nos reímos de eso, y contamos algunas anécdotas.
Algunos confesamos que le habíamos puesto un
nombre.
Otros aseguraban que el molusco, era capaz de
reconocer su voz.
Uno mostró una herida en el dedo que le había
producido una almeja.
Otro apostó con su hermano sobre quien aguantaba
que un mejillón le apretara una tetilla.
Cosas así hablamos hasta que comenzó la clase y nos
pidieron el trabajo.
Mis compañeros habían acordado decir que nadie
había podido, aunque yo en realidad, había escrito doce hojas.
Recuerdo muy claro todo eso, porque fue mi primera
nota insuficiente, y porque además nos ganamos un castigo.
Es extraño, sin embargo, que no recuerde el nombre
que le puse a mi molusco.
Y también es raro imaginar qué es lo que pude haber
escrito, sobre él, en doce páginas.
Hace unos días quise hacerlo, por ejemplo y fracasé.
Ni una sola palabra escribí, mientras observaba el
molusco.
Entonces me sentí en deuda.
No supe hacia quien, pero me sentí en deuda.
Eso es lo que ocurrió.
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