Esta vez lo enfocas distinto.
Involuntariamente, pero es lo que haces.
Observas el fondo.
Dejas de lado todo aquello que es cercano y fijas
tu atención en aquello que está atrás.
Poco a poco lo haces hasta que de pronto comprendes.
Es un grupo de personas lo que está atrás.
Demasiado concentrados en algo que cuesta
distinguir.
No pueden verte.
No saben verte.
No les interesa verte.
A la distancia pareciera que están interpretando
algo.
Es mejor así.
Que sigan concentrados en esas acciones que se
revelan ahora un poco más.
Movimientos extraños, como si estuvieran en
contradicción con ellos mismos.
Más sombras que luces.
Parece un escenario, allá al fondo.
No del todo iluminado y no hecho, precisamente,
para ser visto.
La verdad y la falsedad a esta distancia parecen lo
mismo.
La vida y la actuación.
Todo parece utilería.
Las personas, incluso, allá al fondo.
Observas lo que hacen.
Lo que son.
Lo que creen que son.
Falsos suicidas, sobre un escenario.
Falsos suicidas con cuchillos de goma.
Falsos suicidas con cuerdas elásticas.
Falsos suicidas ingiriendo por decenas, pastillas
de menta.
Todo parece más claro a esta distancia.
Más claro, pero menos cierto.
El dolor no puede actuarse.
Recordarlo incluso es engañoso.
Eso es lo que aprendes, esta vez.
Esta vez en que lo enfocas distinto.
Esta vez que observas, desde lejos.
Mas sombras que luces.
Ingieres todo.
Sientes que comprendes.
Y te parecerá bien.
La perseverancia hace maestros. ¡Felicitaciones! Un texto sugerente,
ResponderEliminarsutil,agudo, profundo, para no olvidar.