Trabajé en un colegio donde me exigían llenar
ciertas hojas cada vez que atendía al padre o madre de un alumno. No hablo de
poner una observación en el libro y pedirle que firme o tomar algún apunte,
sino que era un proceso realmente engorroso donde había que contar una especie
de historia del progenitor, interpretar la manera en que veía el mundo y a su
hijo, además de observaciones sobre toda índole de aspectos que hubiesen dejado
satisfecho a cualquier psicoanalista o biógrafo que hubiese tomado apuntes para
su trabajo.
Desconociendo si los otros profesores llenaban o no
esas hojas yo hacía lo indecible por hacerlo, hasta que poco a poco me empecé a
relajar dándome cuenta que nadie las leía.
Primero comencé a transformar algunas entrevistas
reales, agregando algunas anécdotas o comentarios que pertenecían a mi
invención, luego comencé a atribuirles frases o a incorporar pequeñas historias
ficticias, hasta que en un último periodo inventé incluso algunas entrevistas a
supuestos padres famosos.
Fue así que entrevisté, por ejemplo, a Madame
Bovary, al padre de los Karamazov o hasta al padre de Galileo, de quién me sorprendieron
algunos datos que encontré, investigando un poco.
La mayoría de esos datos decían relación con la
música. Y es que en esta área, el padre de Galileo alegaba contra la estructura
de la música medieval que había relegado a las “armonías puras sentidas por el
oído”, a un segundo orden. A partir de lo anterior, atacaba el excesivo fundamento
matemático y hasta filosófico que se pretendía debía tener la música, en
detrimento de la experimentación musical en base a la observación.
Quizá fue esto lo que me llevó, en esa oportunidad,
a escribir incluso un reclamo por parte de ese supuesto padre contra la
excesiva teoría que regía algunos contenidos, razón por la cual casi me
descubren pues, a diferencia de esas otras fichas, los reclamos debían ser
respondidos en un plazo que la gerencia de dichos colegios estimaba preciso.
Fue así que le respondieron al padre de Galileo
una respuesta tipo (un formato único que decía que su sugerencia fue bien
recibida y sería tratada en el consejo de profesores próximo), y como el
personaje esta vez se mostró conforme con la respuesta el asunto no pasó a
mayores, y nada cambió –lamentablemente-, ni en lo más mínimo.
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