De un día para otro en el patio de mi casa comenzó
a crecer bambú.
Parece mentira lo rápido que crece.
A veces me asusto pues pienso que ha pasado un día
extra, sin que me diese cuenta.
Además, como he estado con fiebre, digamos que me
confundo un poco al mirar por la ventana.
Por ejemplo, hace unas horas, me pareció ver un
panda caminando por el patio.
Un panda que llegaba hasta el bambú, por supuesto,
y que comía unos bocados.
Pero claro, como estaba con fiebre, debo haber
visto un gato, tal vez, o simplemente mi imaginación me jugó una mala pasada.
De todas formas, para distinguir lo que ocurre, he
cortado un poco de bambú y lo tengo ahora entre mis manos.
Lo corté con un cuchillo grande, de cerámica, que
ha quedado manchado.
Mientras escribo, observo el bambú como si fuese un
símbolo.
Un símbolo cuyo significado ya he olvidado.
Mientras, en el patio, aquello que parece un panda
ha comenzado a romper cosas.
Tiene una herida de cuchillo, bajo uno de sus
brazos, y se mueve torpemente.
Tal vez, pienso ahora, el verdadero símbolo sea el
panda ese.
O tal vez yo mismo.
Aprieto el bambú, entonces, con una de mis manos, como
si me aferrase a una única verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario