-Esta mañana –me dijo-, cuando me fui a poner las
zapatillas, no pude determinar si me sobraba una zapatilla o me faltaba un pie.
-¿Es una metáfora? –pregunté.
-No –contestó-. Para nada. Sé que suena absurdo,
pero mira.
Yo miré.
-¿Podrías decirme si me sobra una zapatilla o si me
falta un pie? –me preguntó.
-Debiera poder –le dije.
Bajé la vista y lo observé con cuidado, pero al
parecer había algo que me impedía comprender qué ocurría.
-¿Qué dices ahora…? –insistió.
Yo no quería reconocer que no podía así que volvía
a intentarlo. Me sentía como si hubiese algo que obstaculizara mi comprensión. No
sabía cómo explicarlo.
-¿Tampoco logras verlo…? –preguntó ahora.
-No. No es eso… –intenté explicar-. Me refiero a
que veo… Veo, pero no sé ver. No comprendo…
-Pues ya ves… eso es lo que me pasa desde esta
mañana…
-¿Y solo te pasa con las zapatillas? –pregunté.
-No sé… -me dijo-. Al menos es lo único que intenté
entender, y no pude.
-¿No quieres intentar con algo más? –insistí.
-Pues no sé –dijo tras un momento de silencio-. Me
da un poco de miedo observar cualquier cosa, si soy sincero.
-¿Y qué vas a hacer entonces?
-Pues por el momento no me queda más que no saber –me
contestó-. No ver. No pensar. No nada, en definitiva, para no preocuparme.
-¿Puedo escribirlo al menos? –le pregunté,
finalmente.
-Claro –me dijo.
Y yo escribí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario