Aprendí a cortarme las uñas de las manos manejando
el cortaúñas con los pies.
Un poco por ocio.
Un poco por hueón.
Y otro poco por no discriminar a esos dos, allá
abajo.
Fueron seis meses de práctica y esfuerzo constante.
Ejercicios de elongación, fuerza localizada y
motricidad fina.
Seis meses de concentración hasta que todo aquello
dio frutos.
No muy buenos al principio, lo reconozco, pero hoy
puedo decir que lo he logrado.
Mirando a los ojos, puedo decir que lo he logrado.
Sí… hoy es tiempo de cosechas.
Y no aceptaré que se hable aquí de tiempo perdido…
Puede mirarme extraño, si quiere, pero tómese un
tiempo antes de emitir un juicio…
Piense por ejemplo… ¿qué cosa hizo usted en estos últimos
seis meses…?
Con sinceridad responda esa pregunta, y luego júzgueme,
si quiere.
Y es que al menos yo, como le decía, aprendí a
cortarme las uñas de las manos, manejando el cortaúñas con los pies.
Ya no me hago heridas y mis cortes son cada vez
menos dubitativos y más certeros.
¡Y las uñas siguen creciendo así que mi aprendizaje
deja, cada cierto tiempo, de ser en vano…!
Admito que fue un poco por ocio, sin embargo, en un
inicio.
Y otro poco de hueón, sin duda alguna.
Pero también porque sentía que la vida, a fin de
cuentas, debe intentar vivirse de otra forma.
Usted, por otro lado… ¿ya pensó qué es lo que hizo
en estos últimos seis meses…?
Créame que espero ansioso su sinceridad, y su
respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario