-Si bien no matamos nunca un animal ni
diseccionamos nada, recuerdo que en mi colegio nos pidieron hacer un
experimento bastante cruel con una hormiga… ¿lo conoces?
-¿Qué cosa?
-El experimento… ¿Nunca lo hiciste tú?
-No que me acuerde...
-Era para hablarnos de la huella química que siguen
las hormigas, que las lleva a andar en fila o seguir ciertas informaciones que
han dejado otras previamente…
-¿Y qué hacían?
-Separábamos una hormiga de una pequeña colonia y
la poníamos en un lugar con una superficie totalmente libre de huellas
químicas, sellada incluso, para que no fuese a captar olores o rastros de otras…
-¿Pero eran olores o huellas químicas?
-Son más o menos lo mismo parece… feromonas…
definían dónde ir, qué hacer… incluso el tipo de hormiga que cada una debía ser…
-¿Y qué ocurría con la hormiga?
-Al principio buscaba… Recorría el lugar en
cualquier dirección buscando algún rastro, pero si el lugar estaba
perfectamente limpio la hormiga se quedaba quieta… ¿has visto alguna vez una
hormiga quieta?
-Eh… no… Creo que no…
-Es porque nunca están quietas… ni siquiera duermen…
Pues bien, el experimento consistía en eso. Si la hormiga se quedaba quieta llamabas
a la profesora y ella te ponía un siete…
-¿Y qué era lo cruel en el experimento?
-¿No lo encuentras cruel?
-¿Crees que la rana que está en el pozo siente
necesidad de ver el océano?
-¿Qué es eso…? ¿Una máxima budista?
-Me refiero a que solo se trata de una hormiga que
perdió el rastro de las demás… una hormiga quieta… como un hombre en el espacio…
-Creo que no entiendes… Acá se trata de despojar a
un ser de sentido… De hacer que se detenga un ser que nunca se detiene…
-Puede ser, pero no me parece crueldad nada de eso…
-¿Y entonces…?
-Un acto de bondad, más bien… de aligeramiento…
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