Desde hace unas semanas no se apaga el hervidor. O
no se apaga por sí solo, más bien. Antes cuando el agua comenzaba a hervir
saltaba un seguro y se frenaba de inmediato. Hoy el agua hierve en su interior
y el hervidor sigue encendido, esperando a que uno se decida y lo apague
manualmente. Y ese es un problema, sin duda, aunque no parezca grave.
Los primeros días lo apagué yo mismo, sin darle
muchas vueltas al asunto. Luego revisé el hervidor, pero no descubrí nada,
salvo que estaba malo. Entonces busqué y encontré la caja del hervidor donde
salía un numero de teléfono y llamé. Expliqué la situación. El hervidor está
malo, dije, a modo de conclusión. Según entendí no está malo, me
dijeron al otro lado del teléfono. El agua hierve… eso hace un hervidor. No
es un apagador, ese es un servicio suplementario. Si lee bien no se señala esa función
en la garantía. Le dije que esperara mientras leía la garantía. Era
estúpido, pero era cierto. Me despedí y colgué. Luego llené el hervidor de
agua, y lo encendí.
Esperé a que el agua hirviera y observé el
hervidor. Tal vez era cuestión de esperar, y yo había sido muy impaciente. El
vapor comenzó entonces a llenar el lugar, mientras el agua se agitaba y pasaba
a evaporarse. Un litro y medio de agua hirviendo para nadie, me dije, mientras
miraba el hervidor. Cuando ya no hubo agua y comenzó a salir un olor extraño lo
apagué. Todo estaba húmedo, en el lugar. No había sido, sin embargo, una mala
sensación.
Descubrí así que me gustaba dejar el agua hirviendo
para nadie. Observar el hervidor, me refiero, mientras esto sucedía. Incluso
cuando necesitaba el agua, me descubrí rígido, incapaz de apagarlo, hasta que
se hubiese evaporado la última gota. No sé por qué me ocurre. Y no sé tampoco
cómo hacer para revisarse uno mismo y descubrir el desperfecto. Mientras tanto,
vuelvo a llenar el hervidor, para intentar averiguarlo. Una y otra vez, lo
lleno. No quiero darme por vencido.
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