I.
M. se somete a hipnosis y descubre que ya se había sometido
a hipnosis, previamente. Había sido hacía cinco años y en esa oportunidad
recordó una extraña canción, aparentemente cantada en chino. M. no sabe chino,
por supuesto, y no logra recordar por qué se realizó hipnosis, esa primera vez.
Por lo mismo -porque teme olvidar ambas hipnosis, si es que no son más-, me
cuenta lo ocurrido tanto en la primera como en la segunda hipnosis, y me pide
que le ayude a organizar unos apuntes sobre lo ocurrido, para no tener, a
futuro, mayores confusiones.
II.
Ayudo a M. con sus apuntes. Nos centramos en hechos
y datos específicos que no vienen al caso. No indago en sus emociones y M.
tampoco se acerca a ellas. Lo más parecido a eso es que en un momento canta lo
que recuerda de la canción. Grabamos y buscamos un programa para ayudarnos con la
traducción. Al perecer es una canción para niños que habla de un gato al que le
pintaban rayas, para parecer un tigre. Buscando, encontramos la canción en
youtube y la escuchamos. Era sencilla y breve y por un momento me pareció que
también la conocía. De todas formas su ritmo es sencillo y puede parecerse a
muchas otras canciones infantiles que alguna vez hemos escuchado.
III.
Entre las cosas que M. no me cuenta es por qué quiso
someterse a hipnosis. Dice no recordar la primera razón y evade la respuesta
cuando le pregunto por la razón actual. Tomándolo a broma comenta que es porque
no le gusta su vida. Que todo lo que hacemos es porque no nos gusta dejarla
como es y no hacer nada. Luego ríe para que no tome en serio sus palabras. Yo
acepto su juego así que dejo todo hasta ahí y cambio el tema, antes de irme del
lugar. Entonces M. insiste en que no me vaya, pero tampoco entrega razones para
que yo me quede, salvo reír de vez en cuando (lo que no es, ciertamente, una
razón). Me voy, finalmente, en buenos términos. Nunca volví a ver a M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario