-No todo debe tener sentido –me dijo-. No creo que
todo deba significar algo. Supongo que eso nos diferencia.
-…
-No digo que estés equivocado o que yo lo esté –continuó-,
pero al menos debemos reconocer la diferencia… Para ti todo son piezas… Algo
que debes armar… No sé ben cómo decirlo.
-…
-Yo prefiero dejar que las cosas sobren… que no se
toquen salvo por casualidad… Por ejemplo, caminando hacia acá encontré un
tornillo, en el suelo… uno pequeño… Mientras lo miraba pensaba que tú lo
habrías recogido, y habrías pensado que tal vez algo necesitara ese tornillo… que algo podría desarmarse debido a
la falta de ese tornillo… Quizá estarías pensando todavía, en el tornillo… Yo
en cambio lo dejo ahí: un tornillo sobre el suelo, eso es lo que es… no
significa otra cosa…
-…
-¿Comiste alguna vez, de pequeño esas gomitas de
colores con forma de oso?
-…
-Pues yo sí… Y solo me comía los rojos. Me los comía
enteros, me refiero, masticándolos. A los verdes en cambio solo les arrancaba
la cabeza, los amarillos me los tragaba sin masticar, los naranjos los chupaba
un rato y luego los botaba… y solo me comía los rojos… ¿crees que eso quiere
decir algo?
-…
-¿Ves a lo que me refiero? Sé que le darás vueltas
a eso buscando un significado que no tiene… que por el camino de regreso
buscarás el tornillo y hasta pienso que en la noche tratarás de escuchar el
sonido del planeta, cuando gira…
-…
-Ese eres tú –me dijo-. ¿Eso quiere decir algo?
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