I.
-¿Y tú decís que veís un enano? –me preguntó.
-No un enano –intenté explicar-. Un hombre pequeño.
-Un enano po, hueón…
-No… Si lo fuera enano te diría, pero no es...
-¿Es adulto?
-Sí… O sea yo creo que sí.
-¿Y es chico?
-Sí po… Chico.
-Entonces es un enano po, hueón.
II.
-Se pone cerca de mí cuando escribo, principalmente
–intento explicar.
-¿Y te lee las hueás que escribes?
-No… Mira de reojo, pero es como si vigilara…
-Mejor deja que te las lea… de más se va el hueón cuando
lea tus mierdas…
-…
-¿O es que no te has dado cuenta que hace como tres
años que escribís como el culo?
-Pues hace tres años que está ese hombre pequeño,
dando vueltas.
-¿El enano?
-No es enano, hueón… No sé describirlo bien, pero
no es enano. Ahora mismo está aquí y me observa. No me deja hablar de algunas
cosas.
III.
-Así que entonces escribís mal por culpa del enano –me
dice.
-No es solo mal… -admito.
-Entonces estamos de acuerdo –me dice-. Es muy mal…
como la mierda… Ya te lo había dicho…
-No me refiero a eso. No es solo escribir mal.
porque en el fondo es no escribir... Desaparecer tras el texto o a lo más hacerlo
en clave... Alguien envió a ese ser pequeño y no se va…
-¿Y acaso no has visto en los bares eso del
lanzamiento del enano…? No crees que es una ventaja el que sea enano…
-No sé… No creo que pueda lanzarse hacia ningún
sitio… además ya te he dicho… no es un enano…
-Pues si no es un enano es una excusa con forma de
enano.
-No es tan simple, hueón… Este tipo es real… Sé que
está acá…
-Pues tú también estás acá. compadre… No te olvides de eso.
-Es que ese es el problema... No estoy acá.
-Pues ya va siendo hora que aparezcas -me dice-. Tienes que recuperar tu sitio.
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