A veces hago el experimento.
Muy de vez en cuando, pero el resultado es siempre el mismo.
Y es que si no me baño en dos días comienza a nacer desde mi piel, una pequeña
flor negra.
No brota dónde mismo, pero brota.
Un tallo delgado y firme.
Una flor cerrada, en el extremo.
Por lo general la veo nacer y luego me baño.
No espero a que la flor se abra ni nada por el estilo.
Además, dos días es más que suficiente y suelo meterme entonces, bajo
la ducha.
La flor, en ese instante parece disolverse bajo el agua, dejando mínimos
residuos.
Como una mancha de tinta pequeña.
O como un poco de ceniza oscura.
Nada de importancia, a fin de cuentas.
Simplemente se va.
Por lo mismo, a veces dudo si me inventé todo o si es cierto.
Y claro, entonces es cuando vuelvo a quedarme así por dos días.
La flor vuelve de esta forma con mi fe y me recuerda que no estoy tan
loco.
O sea, no estoy tan loco, pero me brota una flor del cuerpo.
Nunca la he visto florecer y no me importa.
Es negra y brilla, si la pones al sol.
Yo no sé por qué ocurre.
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