Tras la montaña esa
solo encontré otras montañas.
Y tras perder los dientes,
otros dientes.
Bajo las piedras,
descubrí bichos.
Y al arrancar las uñas
encontré carne.
Entonces fueron los gritos,
y luego de ellos,
el silencio.
La multitud entera
y a continuación el vacío.
Un par de policías
y luego de ellos, un juicio.
Preguntas de un abogado
y tras de ellas, carcajadas.
Un teléfono que suena
y después una voz.
Un dolor insoportable en las sienes
y después un grito.
Un grupo de hombres
y luego unas amarras.
Imágenes inconexas
y entonces vino el llanto.
Y tras el llanto, convulsiones,
y poco después, la ambulancia.
Inyecciones y pastillas
y entonces algo así como la muerte.
Dormir por días y tras ellos,
seguir durmiendo.
Me preguntan un nombre
y tras la pegunta el vacío.
Entonces pasan los años
y después se detiene el tiempo.
Llegas sin saberlo a un bar
y tras ello, una iglesia.
Escuchas cantos y luego una voz
y tras ella una promesa.
Alguien te habla de Dios,
y luego de eso, tú le esperas.
Pero tras la semana de espera,
apenas apareció un cura.
Y bajo la sotana del cura
resultó que había un monociclo.
¡Apenas un monociclo, conchetumadre…!
¡¿Y qué mierda puede haber, tras un monociclo…?!
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