“Somos lo que no se puede entender”
Kill la Kill
Ella hablaba de eso. Del sabor de lo que no se sabe
qué es. Lo decía con algo concreto, en todo caso. Referido a una tortilla, si
mal no recuerdo. Pero claro, desde ahí uno establecía relaciones que revelaban
de mejor forma lo que ella era realmente. Amar lo que se desconoce. Vivir,
incluso, porque no sabemos qué es vivir. Aunque claro, eso no lo decíamos
abiertamente. Y es que era peligroso hacerlo. Me refiero a que no es tan fácil
declarar que la belleza verdadera está en el sinsentido. O dejarse vivir apartando
de uno lo aprendido. Olvidándose qué es la vida, digamos. Y es que ella hablaba
de eso, supongo. O yo sentía que hablaba de eso. Hablaba sin hablarlo, en todo
caso… Salvo lo del sabor de lo que no se sabe qué es. Eso al menos recuerdo que
lo dijo. Lo demás eran sensaciones. Esa invitación constante a disfrutarlo de
esa forma. La hora que se desconoce. La fecha que se olvida. La dirección en un
papel que se lo ha llevado el viento. Eso también debía constituir un camino.
Eso parecía decirte, cuando estabas junto a ella. Cuando sin darte cuenta te
quitabas un peso. Cuando partías la tortilla. Cuando comprendías que la
gravedad misma podía estar hecha por el equívoco deseo de dar sentido. Cuando
sentías el sabor de lo que no se sabe qué es, en definitiva. Ella hablaba de
eso…
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