I.
Antes de la formulación de la ley
de gravedad, una de las teorías que intentaba explicar la caída de los cuerpos
terrestres planteaba que dichos cuerpos tenían la tendencia de ocupar su “lugar
natural”, que era, por cierto, el centro de la Tierra.
Así al menos aparece en algunos
textos medievales que -de manera bastante breve y sin desarrollar mayores
argumentos-, hacen referencia al asunto.
Asimismo, la idea del centro de la
tierra como el lugar natural de los cuerpos terrestres es rastreable en
diversas culturas, e incluso, se conocen algunas tradiciones que hablan de la
búsqueda de este lugar natural, antes de morir.
II.
Me gusta la idea del “lugar
natural”.
Obviamente es muy general y poco
científica, pero me agrada la sensación de pertenencia y vínculo sobre la cual
se sustenta.
Incluso caer, porque mi cuerpo
quiere volver a su lugar natural, le otorga un sentido a la propia caída.
Y debe doler menos, por cierto,
caer así.
III.
Me gustaría saber cuál es mi lugar
natural.
El lugar hacia el que caigo,
cuando me dejo caer.
Lo he intentado a veces, pero no
termino cayendo –físicamente-, a ningún sitio.
En cambio, voy a regar mis
plantas, ordeno libros y luego suelo tomar una hoja en blanco.
No sé sin embargo si caer es
escribir en ella, o simplemente dejarla en blanco.
Sinceramente no lo sé.
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