Una de los tantos secretos de las misiones Apolo –o
mitos tal vez, vaya uno a saber-, habla de un proceso de recolección de una supuesta
hormiga extraterrestre, cuya presencia
había sido registrada en la superficie lunar durante una de las primeras
expediciones que se acercaron a su superficie.
Esto, ya que la sospecha sobre estos insectos, ya
había sido comenzado anteriormente tras el supuesto hallazgo por parte de la
URSS de esta especie, en uno de los numerosos meteoritos que cayó en la zona de
Siberia, a finales de la década del sesenta.
Y es que desde que comenzó a hablarse de este
hallazgo, Estados Unidos habría intentado por todos los medios ponerse a la
cabeza, utilizando un código especial para referirse a este hecho, que aparece
en varios documentos de época que hoy en día son de dominio público, y cuya
interpretación no parece del todo ilógica cuando se analizan sus palabras.
Respecto a las hormigas mismas, sin embargo, prácticamente
no hay documentos oficiales que prueben su existencia, aunque algunos científicos han hablado de ellas y de
los distintos análisis que se habrían realizado durante los años en que habría sido
posible conservarlas con vida, tanto en Estados Unidos, como en territorio
soviético.
Según estos testimonios –recogidos en algunas
revistas pseudocientíficas durante la década de los ochenta-, las hormigas
extraterrestres compartían casi todos los rasgos y características con sus
parientes terrícolas, aunque se habrían mostrado extremadamente belicosas con ellas,
cuando se intentó que compartiesen un mismo espacio.
Asimismo, se mencionan otras diferencias referidas
principalmente a la resistencia que las hormigas extraterrestres habrían tenido
respecto a diferentes efectos climáticos incapaces de sobrellevar para las
terrestres.
Más allá de esos descubrimientos, resulta extraño
que las palabras atribuidas tanto a científicos soviéticos como norteamericanos,
hablen del fin de estos especímenes a partir de un factor común, que dice
relación con el cese repentino de las actividades de estas hormigas sin motivo
aparente, lo que derivó en la muerte colectiva del grupo y habría ocasionado el
abrupto cese de sus investigaciones.
Los científicos citados, por lo demás, no ofrecen
tampoco ninguna hipótesis a este respecto.
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