I.
Se me extravió un 8 de junio.
Me doy cuenta hoy, a más de un año.
Como una de esas cosas que no sabemos que perdemos, o que en realidad nunca tuvimos.
Supongo que algo así fue lo que perdí un 8 de junio.
II.
Si pusiera un anuncio diría que perdí algo que no sé.
Sería un anuncio ridículo, pero no más que otros anuncios.
Llegaría gente a preguntarme si aquello que encontraron es lo que yo perdí.
Y yo tendría que revisar todo aquello, aunque supongo que no terminaría jamás de estar seguro.
III.
¿Y si lo que extravié fue en realidad el mismo 8 de junio?
Después de todo, a más de un año, no recuerdo siquiera si lo viví.
No tengo huellas en mi cuerpo ni puedo ya rastrearlo en mi memoria.
Tal vez nunca existió el 8 de junio.
IV.
No pensé que lo diría, pero asusta encontrar vacíos.
Como si me hubiera dormido el 7 y hubiese despertado el 9 sin que nadie se diera cuenta.
Podría pasar, sin duda, en mi condición.
Y luego, a más de un año, yo me haría preguntas, y buscaría con ellas tapar la superficie de una grieta.
V.
Mi yo del 8 de junio cayó tal vez por una grieta.
O tal vez se lanzó por una grieta... ¡vaya uno a saber!
A lo mejor hizo un sacrifico para salvar al que hoy día soy y no lo reconozco.
Alguien toca a la puerta de ese día, y nadie viene a abrir.
Se me extravió un 8 de junio.
Me doy cuenta hoy, a más de un año.
Como una de esas cosas que no sabemos que perdemos, o que en realidad nunca tuvimos.
Supongo que algo así fue lo que perdí un 8 de junio.
II.
Si pusiera un anuncio diría que perdí algo que no sé.
Sería un anuncio ridículo, pero no más que otros anuncios.
Llegaría gente a preguntarme si aquello que encontraron es lo que yo perdí.
Y yo tendría que revisar todo aquello, aunque supongo que no terminaría jamás de estar seguro.
III.
¿Y si lo que extravié fue en realidad el mismo 8 de junio?
Después de todo, a más de un año, no recuerdo siquiera si lo viví.
No tengo huellas en mi cuerpo ni puedo ya rastrearlo en mi memoria.
Tal vez nunca existió el 8 de junio.
IV.
No pensé que lo diría, pero asusta encontrar vacíos.
Como si me hubiera dormido el 7 y hubiese despertado el 9 sin que nadie se diera cuenta.
Podría pasar, sin duda, en mi condición.
Y luego, a más de un año, yo me haría preguntas, y buscaría con ellas tapar la superficie de una grieta.
V.
Mi yo del 8 de junio cayó tal vez por una grieta.
O tal vez se lanzó por una grieta... ¡vaya uno a saber!
A lo mejor hizo un sacrifico para salvar al que hoy día soy y no lo reconozco.
Alguien toca a la puerta de ese día, y nadie viene a abrir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario