I.
Denuncian a una vecina porque olvidó a su hijo en
un columpio.
Lo veían desde los segundos pisos, en el patio,
desde la mañana hasta la tarde.
Ni siquiera en movimiento, pues el niño es pequeño
y no alcanzaba a impulsarse.
Entonces algunos vecinos sacaron fotos y grabaron
videos.
Y claro, hicieron la denuncia.
II.
Ayer vinieron un par de carabineros y se llevaron detenida
a la mujer.
Complementariamente, según dicen, el niño fue
atendido por un médico para constatar señales de abandono.
Nadie supo decir los resultados, pero la madre y el
niño volvieron a casa.
Varios vecinos la vieron llegar.
Poco después llegó la tv.
III.
Yo estaba tomando un café cuando llamaron a mi
puerta.
Era un periodista que quería hacerme unas preguntas
sobre la vecina y el niño del columpio.
Además, quería saber si desde mi segundo podía
verse aquel patio.
Yo le dije que no.
Entonces él pareció olvidarse de mí y pasó a la
casa contigua.
No me realizaron ninguna otra pregunta.
IV.
Mientras escribo esto el niño está en el columpio.
En tanto, la tv ya se fue y ha comenzado a
oscurecer.
Ahora, el niño estira los brazos y la mamá lo saca
del columpio y entran a la casa.
Ninguno de ellos se ve feliz.
Ninguno de ellos se ve triste.
Es como el mundo, supongo.
Nada más.
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